Conoce las recomendaciones de alimentación para las diferentes etapas del desarrollo de las niñas y los niños.
La alimentación y nutrición especialmente durante los primeros años de la vida es de vital importancia para un crecimiento y desarrollo adecuado de nuestros peques y adolescentes, ya que depende de una correcta selección de alimentos para alcanzar el potencial de nuestros niños logrando su talla y desarrollo neurológico máximo que nos permita disfrutar de ellos más inteligentes, sanos y sin riesgo de desarrollar enfermedades crónicas degenerativas y con todo su potencial de desarrollo alcanzado.
La alimentación desde al nacimiento hasta los 6 meses de vida por recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se promueve la Lactancia Materna Exclusiva, que se refiere a la alimentación del recién nacido por medio de la leche humana de su madre, la cual es un tejido vivo, que se modifica inteligentemente dependiendo de las necesidades del bebé, por lo que se considera el alimento por excelencia del lactante ya que le aporta en su totalidad los nutrimentos indispensables para una adecuado crecimiento y desarrollo, especialmente el neurológico.
La recomendación es ofrecer leche humana exclusivamente a libre demanda, esto quiere decir, que debe evitarse ofrecer al lactante, cualquier líquido o alimento sólido diferente como: leche de vaca, atole, té, yogurt, refrescos o jugos.
Una vez que el lactante alcanza los 6 meses de vida, se promueve el inicio de la alimentación complementaria, que, como su nombre lo dice, complementa la ingestión de leche humana que recibe el bebé.
¿Por qué es necesario introducir alimentos y ya no es suficiente con la leche humana?
Al crecer el bebé requiere mayor aporte de energía y nutrimentos que la leche ya no aporta con suficiencia, por lo que se recomienda ofrecer alimentos diferentes de la leche.
La alimentación complementaria es un proceso que requiere paciencia y es muy importante realizarlo adecuadamente, ya que omitir u ofrecer solamente de un grupo de alimentos pone en riesgo al lactante de presentar alergias, anemia por deficiencia de hierro, aumento en la frecuencia de enfermedades respiratorias y diarreicas, disminución de peso que lleve a desnutrición y que en conjunto evitan que se logre el máximo del crecimiento y desarrollo.
Es por esto que se recomienda acudir con una Nutrióloga especialista en Nutrición Materno Infantil para lograr una introducción adecuada.